lunes, 13 de diciembre de 2010

Olimpica 1.C.D Pinzón 1. La Olímpica jugó 25' en superioridad.




Javier Monterroso / Valverde | Actualizado 13.12.2010 - 05:02


Fabián persigue a un adversario durante el encuentro de ayer entre valverdeños y palermos.

Cata protege el esférico ante el acoso de Raúl Gretener.
0 comentarios0 votosLos Reyes Magos existen. No es una teoría palpable, pero sí imaginable. Una ilusión esperanzadora después de ver ayer el Olímpica Valverdeña-Pinzón, o mejor dicho, el derbi de los regalos. Como buenos hermanos, valverdeños y palermos se repartieron obsequios y también los puntos. La pena, lo corto del resultado: 1-1.

La Navidad, que ablanda los corazones, hizo acto de presencia en el Javier López antes de tiempo. En una época donde la no beligerancia reina, Juancris Ávila tomó el papel de pacifista enfermizo. De no ser por este planteamiento no se entiende su alineación, colocando a Durán de mediapunta, mediocentro o delantero. Porque no se extrañen ustedes que él tampoco supiera qué pretendía el palmerino con esta nueva ubicación.

Como buen anfitrión, la Olímpica hizo el primer regalo y el Pinzón lo agradeció. Se acomodó y vio cómo pasaban los minutos sin que pasara nada. Los valverdeños intentaban dominar el duelo desde un principio con buenas combinaciones, pero el peligro que suponían los contragolpes palermos hizo que se igualara el partido.

Antonio, en el minuto 23, iba a desaprovechar un mal despeje de Álex dentro del área, mientras que Cristian, con todo a favor, estrelló un latigazo en el cuerpo de Miguel diez minutos más tarde. Éstas fueron las ocasiones más importantes de los dos equipos en el encuentro y también las únicas.

Tras el paseo por los vestuarios, algo cambió en la Olímpica. Una transformación de fondo, pero no de forma. Ávila se auto culpó de su error y castigó a Durán con la suplencia. Ni eso modificó el panorama. La Olímpica continuó indolente, viendo la inofensividad de los de Juan Carlos Camacho, que se encomendaban a la figura de Cata, única referencia arriba.

El partido parecía morir en la misma intransigencia de la primera mitad, cero ocasiones, cero goles y máximo aburrimiento, hasta que Fabián se colgó galones. Despertó del anonimato y se echó a la espalda el equipo, que cabalgó con el 7 por la banda izquierda de la Olímpica. Un auténtico infierno para la defensa palerma en la segunda mitad.

La velocidad de Fabián, digna de estudio, provocó en el 65' la expulsión de Guille y en el 80' un penalti que convirtió Fajardo tras una mano absurda de Antonio. Nuevo regalo. El extremo se valió solito para darle la vuelta al partido. Dejó a la Olímpica ganando, con ventaja numérica y siguió haciendo daño por su banda.

Cuando todo parecía indicar que la Olímpica iba a salir de su crisis, llegó Nacho para emular a rey Melchor, o al que ustedes prefieran, y regalar el empate al Pinzón. El portero de la Olímpica no atajó un lanzamiento sin peligro de Mario desde fuera del área en el minuto 94, convirtiendo este tanto en carbón del dulce para los palermos. Mientras, la Olímpica, a seguir esperando.